La película se grabó enteramente en el sur de Italia. El productor quería grabar los exteriores de la película en Tierra Santa, pero después de que Pasolini viajara a Israel y Palestina, decidió localizarla en Italia.

Fiel a los principios del neorrealismo, los actores no son profesionales y en su mayoría son los mismos habitantes de los lugares donde se grabó la película. Para interpretar el personaje de Jesús, el director eligió a un joven sindicalista catalán de madre italiana, que estudiaba literatura y quería centrar su tesis en la obra escrita de Pasolini. Con 19 años, Enrique Irazoqui se convirtió en un Cristo de rostro frágil, que declama el Evangelio con firmeza y gesto sereno.

…«Yo era el único del sindicato clandestino que hablaba italiano. Decidimos que fuese a Italia a contactar con gente conocida que nos apoyase en la lucha contra Franco. El último día en Roma me llevan a conocer a un poeta de izquierdas. Fui a su casa y le solté por enésima vez el discurso de la resistencia. Al revés de lo que hacía todo el mundo, que era interrumpir, este hombre me escuchó hasta que terminé de hablar y entonces se levantó y me dijo que iría a España, pero que al mismo tiempo yo podía hacerle un favor. Que hacía dos años que tenía en preparación una película sobre Cristo, siguiendo literalmente el Evangelio de San Mateo, y que no había encontrado todavía al actor que pudiera hacer el personaje. Quería que yo lo hiciese . En más o menos cuatro palabras lo mandé a freír espárragos y le dije que tenía cosas más importantes que hacer, que la construcción de la fraternidad universal»…

Irazoqui es ahora profesor de literatura en Cadaqués (Gerona). De regreso a España, las autoridades le retiraron el pasaporte por actuar en una película de propaganda marxista, que había ganado dos premios internacionales católicos y se había proyectado en el Concilio Vaticano II.
Pasolini dedica esta película al papa Juan XXIII, impulsor del Concilio Vaticano II.  En una carta a  su amigo y productor de la cinta, Alfredo Bini, explicaba las razones por las que, siendo agnóstico y marxista, había optado por realizar una película sobre la vida de Cristo, al que consideraba representante de una "belleza moral en estado puro".

El autor alegaba que su decisión se produjo tras leer el Evangelio del apóstol, que le hizo obsesionarse con "la humanidad de Jesús y su fuerza interior" y con su "falta de temor al escándalo", un concepto, este último, muy presente en la biografía del cineasta.

Este año, coincidiendo con su 50 aniversario, el Vaticano ha decidido restaurar la cinta que se conserva en la filmoteca papal. Y es que ahora esta película ha pasado de suscitar controversias a recibir los halagos de la Iglesia del siglo XXI, concretamente del director de "L’Osservatore Romano", Giovanni María Vian, quien la ha calificado como "una de las más bellas jamás rodada sobre la vida de Jesús".

El papel de la Virgen María en su madurez fue interpretado por la madre del director, Susana Pasolini.

El austero vestuario está inspirado en la pintura italiana del primer Renacimiento (siglo XV), especialmente en los frescos y telas de Piero della Francesca.


OPINIONES DE LOS ASISTENTES AL CLUB DE CINE

Aunque El evangelio según San Mateo es bastante posterior al movimiento neorrealista en Italia, la hemos elegido porque utiliza gran parte de los elementos y recursos propios de este movimiento: tratamiento fílmico austero (muchas de las escenas fueron rodadas con la cámara al hombro), fotografía en blanco y negro, con áridos paisajes, casas ruinosas, sonido incorporado después de la filmación, actores no profesionales, entre otros muchos aspectos.

La mayoría de los asistentes opina que es una película diferente. Quizás la más real de todas las que se han hecho sobre la vida de Jesús. Sobre el tema tratado, se han hecho infinidad de películas. Hemos recordado en el coloquio muchas de ellas. Las hay para todos los gustos (grandes superproducciones, excesivamente sensibleras con un Jesucristo de estampita, más radicales e incluso algunas muy controvertidas), pero ninguna como ésta. Aunque ha pasado medio siglo desde su estreno, no solo no ha perdido, sino que ha ganado con los años.

Destacamos los primeros planos, esos rostros que hablan en el silencio, porque la película esta llena de silencios, de miradas que lo dicen todo. Los ojos, no las bocas son los que hablan. Miradas penetrantes que impresionan, que llegan a lo más hondo. Alguno de los asistentes al coloquio nos comentaba que le producían escalofríos.

La maravillosa banda sonora que se nutre de obras de Bach (El evangelio según San Mateo), Mozart, Prokofiev, e incluso fragmentos de coros gospel, confiere a la película una atmósfera espiritual que mezclada con una puesta en escena tan terrenal, hacen de ella una película especial, que no deja indiferente a nadie. Los asistentes comentan que ayuda a entender el mensaje del evangelio.

La elección del intérprete del personaje de Jesucristo nos parece un gran acierto. Muy humano, aporta determinación y un toque de radicalidad y a la vez profundidad y espiritualidad.

El vestuario, los decorados, muy acertados, de una sencillez tan extrema, nos transmiten verazmente  la realidad de la vida cotidiana de las personas de vivían en ese tiempo.

Emocionante. Transmite sencillez, espiritualidad, emoción y veracidad en el mensaje.

La calificación de los asistentes al club de cine  ha sido entre 1 y 5  estrellas:

****  = 4
***** = 2