SINOPSIS

Ben Quick (Paul Newman) es arrogante, ambicioso, oportunista y guapo. Sin embargo, en su largo deambular por el profundo sur del Missisipi, la fama de incendiario de su padre le persigue, lo que hace que no se establezca en ningún sitio. En su camino llega a un pequeño pueblo donde es contratado por Will Varner (Orson Welles), un viejo terrateniente, algo fanfarrón, dueño y señor del lugar para vender unos caballos demasiado salvajes. Si lo consigue le hará dependiente de su tienda. Realizando una exhibición de labia, el joven vende todos los animales a los rancheros locales que, posteriormente, son incapaces de atraparlos. El viejo le contrata y en poco tiempo le demuestra que es un empleado muy competente, por lo que comienza a sentir cariño por él y, además, ve en él al hijo que siempre ha querido tener, por encima de su propio hijo, que comienza a sentir celos, pues teme que se le escape la herencia.


CURIOSIDADES

El largo y cálido verano es una de las películas más representativas de la primera etapa como actor de Paul Newman por varias razones: fue su primer encuentro con el director Martin Ritt, que le dirigió en varias ocasiones, siendo esta una de las más celebradas, y supuso también su primera película con Joanne Woodward, que después del rodaje se convertiría en su esposa hasta la muerte del actor en 2008.

La película supone la primera de una trilogía no intencionada, ambientada en el sur de Estados Unidos, La otras dos son “La gata sobre el tejado de zinc” y “Dulce pájaro de juventud”.

Está basada en tres obras de William Faulkner, una de ellas “El villorrio” y otros dos relatos cortos: “Caballos manchados” y “El incendiario”. Faulkner es uno de los escritores más importantes de la literatura norteamericana, fue Premio Nobel de Literatura en 1949 y dos veces ganador del premio Pulitzer, el más prestigioso de Estados Unidos.

Entre los años 1965 y 1966 se realizó una serie de televisión con el actor Roy Thinnes como Ben Quick. El año 1985 se hizo una película para televisión protagonizada por Don Johnson y Cybill Shepperd (recordada por su papel de la dectective Madelyn Hayes en la famosa serie de los 80, Luz de Luna).

El primer candidato para interpretar a Ben Quick fue el actor Marlon Brando.


OPINIONES DE LOS ASISTENTES AL CLUB DE CINE

Interesante película. Entretenida. Con un gran peso interpretativo. Esta es la opinión generalizada de los asistentes a esta sesión del club de cine.

La vida de un pueblo en la América profunda, al sur del Missisipi, con sus costumbres y sus leyes no escritas; su cacique local, como en todos los pueblos. La diferencia de clases, los deseos, los sueños y las esperanzas de cada uno de sus habitantes, magistralmente interpretados por un plantel de actores de diez; tanto los veteranos, como los que se estaban abriendo paso.
Los actores, como hemos dicho antes, están espectaculares, tanto protagonistas, como secundarios. Orson Welles, en el declive de su carrera, borda un papel, que parece hecho a su medida. Joanne Woodward y Paul Newman, que unirían sus vidas, después de esta película para siempre, destilan una química que traspasa la pantalla.

Un buen análisis de los personajes. Es una película que insinúa, más que muestra. Debajo del calor sofocante del verano sureño se esconden deseos sexuales insatisfechos, ambiciones, sueños rotos, homosexualidad o prostitución, tratados de formada velada.

Paul Newman, guapo a rabiar, en un papel que le va como anillo al dedo, puesto que explota dos facetas: la sexual (muy sexy, muy macho, muy seguro); y la dramática (infancia difícil, padre violento, vulnerabilidad, lucha por salir adelante y vivir la vida a sorbos, día a día).

Impecable también, en cuanto a aspectos técnicos: la escenografía, la fotografía, la puesta en escena y el vestuario. Lo que no nos convence, de ninguna manera, es el excesivo maquillaje de Orson Welles; resulta raro y artificial.

Volvemos a tropezarnos, como en tantas películas, con el papel de la mujer en la sociedad, que a veces nos da la sensación que no cambia mucho si ves una película ambientada a principios del siglo XIX, o a mediados del siglo XX. El dilema siempre es el mismo: ser un objeto decorativo, un ama de cría, una mano de obra barata; dependiendo del status social o el sitio donde nazcas.
Destacar también los diálogos, que no tienen desperdicio. Entresacamos algunas frases:

• “La calidad es algo que no se compra”.

• “Por tu culpa he sido un desgraciado toda la vida”.

• “No hay que pedir ayuda a nadie”.

• “Una mujer sin el hombre, está incompleta”

• “A veces el fuerte ha de pesar sobre el débil”

• “Yo aspiro a preparar la cena a mi marido”.

La calificación de los asistentes al club de cine ha sido entre 1 y 5 estrellas:

*** = 2
**** = 2