SINOPSIS

Manuel, un influyente vicesecretario autonómico que lo tiene todo a favor para dar el salto a la política nacional, observa cómo su perfecta vida se desmorona a partir de unas filtraciones que le implican en una trama de corrupción junto a Paco, uno de sus mejores amigos. Mientras los medios de comunicación empiezan a hacerse eco de las dimensiones del escándalo, el partido cierra filas y únicamente Paco sale indemne. Manuel es expulsado, señalado por la opinión pública y traicionado por los que hasta hace unas horas eran sus amigos. Aunque el partido pretende que cargue con toda la responsabilidad, Manuel no se resigna a caer solo. Con el único apoyo de su mujer y de su hija, y atrapado en una espiral de supervivencia, Manuel se verá obligado a luchar contra una maquinaria de corrupción que lleva años engrasada, y contra un sistema de partidos en el que los reyes caen, pero los reinos continúan. (FILMAFFINITY)


CURIOSIDADES

La película se filmó en tan solo nueve semanas en Madrid, Navarra y Valencia.

Es la segunda película consecutiva de Sorogoyen presentada a concurso en el Festival de San Sebastián. En 2016, ¡Que dios nos perdone!, también protagonizada por Antonio de la Torre, se hizo con el premio al mejor guion (para el propio Sorogoyen e Isabel Peña).

La primera escena se abre con un plano secuencia de Antonio de la Torre recorriendo un restaurante con un plato y una charla entre políticos durante una comida. Solo tuvieron un día para rodar la escena completa. En esta misma secuencia, los actores están comiendo unos carabineros. Eran de verdad y, al principio, todos se alegraron mucho. Hubo quien no paró de comer pero también otros sufrieron un empacho y dijeron que al cuarto no podían más.

La escena del balcón con Antonio de la Torre y Luis Zahera se rodó sobre una plataforma frente al edificio. El único problema es que se veía un poco la plataforma y tuvieron que borrarla con efectos especiales.

Una de las escenas más difíciles de rodar fue la que transcurre en la casa de Andorra, un plano secuencia de 10 minutos. Estuvieron dos días enteros ensayándolo y dedicaron el tercero a rodarlo. Hicieron unas trece o catorce tomas hasta que quedó bien.

El abogado que acompaña al protagonista en el tramo final no es un actor, sino el padre del director. Tiene 75 años. No puede subir escaleras y estaba preocupadísimo porque la escena del piso en Andorra se lo exigía. Era la más complicada y no la quería estropear.

El director comenta que la inspiración le vino viendo los informativos diarios y la indignación que sentía como ciudadano.

El director quería evitar recurrir a las bandas sonoras habituales, las más clásicas, y potenciar el nerviosismo, la huida del personaje. Por ello acordó con el compositor, Olivier Arson, que fuera música electrónica para dar esa sensación de no parar, de seguir avanzando, de seguir huyendo.

Antes de San Sebastián, el filme se presentó en el festival de Toronto y tuvo una buena acogida por parte de crítica y público.


OPINIONES DE LOS ASISTENTES AL CLUB DE CINE

Una película difícil de clasificar. Un tema que, para estar tan de actualidad desde hace años en España, pocos directores se han atrevido con él.

Las opiniones de los miembros del club de cine han sido variopintas. En lo que todos estamos de acuerdo es en que esperábamos una película diferente; nos ha sorprendido.

-Uno de los asistentes opina que le ha dejado frío, después de ser tan premiada, esperaba algo más, aunque valora las interpretaciones y la banda sonora.

-Otro grupo puntúa muy alto los aspectos técnicos (fotografía, luz, banda sonora, movimientos de cámara, primeros planos, planos secuencia…), pero la trama no les ha terminado de gustar, aunque si las interpretaciones, tanto de los actores principales como de los secundarios, más incluso los secundarios, destacando a Luis Zahera y José María Pou, que están soberbios. Barbara Lennie y Antonio de la Torre, a veces, sobreactúan. La escena de la casa de Andorra, resulta demasiado lenta y larga.

-Y a un tercer grupo, la película nos ha parecido interesante y original, en casi todo. Por supuesto, nos sumamos a la opinión de nuestros compañeros en cuanto a banda sonora (la música electrónica eleva el ritmo de tal manera, que resulta asfixiante, y el espectador lo vive con el personaje); un gran acierto. Magistral manejo de la cámara, excelente fotografía (preciosa la luz del mediterráneo) Un lenguaje claro y directo. La corrupción política se muestra en estado puro. Asistimos atónitos y un poco asqueados a toda esas fiestas, comilonas, alianzas, traiciones, todo en el mismo saco, a través de un personaje que es igual que todos los demás, pero que al ser elegido como chivo expiatorio, terminamos, a ratos, hasta empatizando con él. Buenísimas interpretaciones.

Un tema poco explotado. Una película diferente. Un ritmo trepidante.
La calificación de los asistentes al club de cine ha sido entre 1 y 5 estrellas:

** = 1
*** = 7
**** = 1