FICHA TÉCNICA
Título original: Ordet.
Año: 1955.
Duración: 125 min.
País: Dinamarca.
Dirección: Carl Theodor Dreyer
Guion Carl Theodor Dreyer. Obra: Kaj Munk.
Música: Paul Schierbeck.
Fotografía: Henning Bendtsen
Reparto
Henrik Malberg, Emil Hass Christensen, Preben Lerdorff Rye, Cay Kristiansen, Brigitte Federspiel, Ann Elizabeth, Ejner Federspiel, Sylvia Eckhause
Producción: Palladium Films
Género: Drama. Religión. Película de culto
1955: Globos de oro: Mejor película extranjera
1955: Venecia: León de oro a la Mejor película
1957: Círculo de Críticos de Nueva York: Nominada a mejor película extranjera
1957: National Board of Review: Top Mejores películas extranjeras
Obra capital del cine de autor europeo, de gran influencia posterior en otros cineastas, y que aparece en numerosas listas de las mejores películas de la historia del cine.
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SINOPSIS
Hacia 1930, en un pequeño pueblo de Jutlandia, vive el viejo granjero Morten Borgen. Tiene tres hijos: Mikkel, Johannes y Anders. El primero está casado con Inger, tiene dos hijas pequeñas y espera el nacimiento de su tercer hijo. Johannes es un antiguo estudiante de Teología que, por haberse imbuido de las ideas del filósofo Kierkegaard e identificarse con la figura de Jesucristo, es considerado por todos como un loco. El tercero, Anders, está enamorado de la hija del sastre, líder intransigente de un sector religioso rival. Tal circunstancia revitaliza la discordia que siempre ha existido entre las dos familias, ya que ninguna ve con muy buenos ojos que sus hijos contraigan matrimonio. (FILMAFFINITY)
CURIOSIDADES
Con esta película comenzamos un ciclo de cine religioso-filosófico-metafísico que continuaremos con “Mahoma, el mensajero de Dios” de Moustapha Akkad y terminaremos con “Fanny y Alexander” de Ingmar Bergman.
La película está basada en la obra de Kaj Munk, dramaturgo y pastor luterano que fue arrestado y asesinado por la Gestapo durante la ocupación nazi de Dinamarca.
Tanto Dreyer, el director, como Johannes, uno de los protagonistas, eran seguidores del filósofo danés Soren Kierkegaard, padre del existencialismo religioso cristiano. Este tipo de corriente entiende que los sujetos deben relacionarse con Dios, con independencia de las prescripciones morales, en pleno uso de su libertad individual. En este sentido, el ser humano debe enfrentarse a la toma de decisiones, proceso del cual deriva la angustia existencial.
Al igual que a Johannes en la película, a Dreyer en su vida, la lectura de la Biblia y las obras de Kierkegaard le llevaron a intensas y periódicas crisis que, en ocasiones, necesitaron cuidados médicos e internamientos.
Dreyer solamente hizo 14 películas en 54 años; es decir era un artesano. Su cine trata sobre cuestiones serias, hechas sin prisa y con honestidad.
No hay ningún decorado, todo es auténtico. Utiliza una de las máximas del cine: la economía de medios. La película se compone de 114 planos, de los cuales 55 son planos secuencias, una técnica que requiere un constante movimiento de la cámara y una circulación fluida de los personajes.
Curiosamente, hablando de Kierkegaard, nos acordamos de la famosa coletilla que utilizaban siempre en sus actuaciones los humoristas “Faemino Y Cansado”: “Que va, que va, que va, yo leo a Kierkegaard”, aludiendo al filósofo. La frase se hizo muy popular, y ellos mismos contaban que por exigencias del guion les obligaron a buscar una frase que les identificara. Ellos con su humor absurdo buscaron la menos pegadiza posible, sacada de una película de Woody Allen. Lo increíble es que se hizo muy popular y ha llegado hasta nuestros días.
Más información sobre la película: https://www.elantepenultimomohicano.com/2020/05/ordet-la-palabra-1955.html
Os dejamos, también, un enlace al programa “Qué grande es el cine” de José Luis Garci, del que hemos tomado información sobre la película:
https://www.youtube.com/watch?v=RE8H9IRWQ6A
OPINIONES DE LOS ASISTENTES AL CLUB DE CINE
Si ya es difícil condensar en unos párrafos, las opiniones, emociones y sentimientos que una película produce en un grupo de personas que nos reunimos periódicamente para hablar sobre ella; en este caso, la dificultad es enorme, porque en opinión de todos nosotros, ORDET, es irrepetible; singular, donde las haya.
Desde el primer plano, nos atrapa. Nada sobra; todo está medido. A nivel técnico es una absoluta obra maestra. Pero, también lo es, a otros niveles.
Visualmente, es impactante. La fotografía es artesanía pura. Los planos secuencia que te llevan por todas las estancias. Los planos cortos, sobre todo de los rostros. La luz; blanca y luminosa o más gris, dependiendo de los planos y las personas que en ellos están y de lo que el director nos quiera transmitir en ese momento
Los diálogos de cada personaje, las reflexiones, las conversaciones entre la familia; nada es banal, todo nos está diciendo algo. Mientras la estamos viendo, no hay lugar para el despiste; cada objeto que se mueve, cada palabra, nos habla.
El eterno dilema entre la fe y la razón, que ha dado lugar a tantas obras de todo tipo (pictóricas, literarias, cinematográficas), adquiere aquí una dimensión, que lo envuelve todo. Se nos muestran distintos tipos de fe y, también, la ausencia de ella. Pero sobre todo, el amor; sin él, da igual la fe.
Y, EL MILAGRO. Nos preguntamos cual es el verdadero milagro, y cuantos milagros se producen.
- El de la vuelta a la vida.
- El del amor de Inger, que logra cambiar a todos.
- El de la fe o la magia en la que cree, sin ninguna fisura, la pequeña Maren.
- El de la vuelta a la normalidad de Johannes.
- El de la recuperación de la fe de Mikkel.
La escena final, irrepetible.
Un canto a la vida. Maravillosa.
La calificación de los asistentes al club de cine ha sido entre 1 y 5 estrellas:
**** = 2
***** = 7
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