Comenzamos la décima temporada del Club de cine, y lo hacemos homenajeando al cine en sus comienzos, rescatando a dos personajes, que tuvieron que ver, y mucho, con los comienzos del séptimo arte. Muy diferentes entre sí, pero con varios nexos en común: ambos eran españoles, nacidos en la segunda mitad del siglo XIX; uno en la provincia de Teruel y el otro en la de Burgos, con distintos orígenes sociales, pero con mentes prodigiosas, e injustamente olvidados por la historia; nos referimos a Segundo de Chomón y al padre Mariano Díez de Tobar.
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Segundo de Chomón
Mariano Díez de Tobar
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SEGUNDO DE CHOMÓN (EL CINE DE LA FANTASÍA)
Este año se celebra el 150 aniversario del nacimiento de Segundo de Chomón (Teruel, 1871-París, 1929), que aún sigue esperando su reconocimiento como uno de los creadores de las técnicas del cine a color, el montaje cinematográfico, el cine de animación o el género fantástico.
Aventurero, tuvo una vida de película: estudió ingeniería, fue militar en Cuba y comenzó su carrera cinematográfica en Barcelona, para después trasladarse a París, donde trabajó en la Pathé Films, rivalizando con Méliès como uno de los pioneros del séptimo arte. Filmó unas quinientas películas de una duración entre 10 y 30 minutos.
No se conservan entrevistas, ni memorias, ni cartas suyas. Hay mucha incertidumbre, lagunas y dudas sobre su vida y obra, aunque era algo común en aquella época, cuando se trabajaba dentro del mundo del cine; las productoras obligaban a firmar a sus trabajadores una cláusula en la que no podían hablar de lo que hacían, por temor a que la competencia les robase las ideas.
Os dejamos un enlace a un documental corto sobre su vida y obra:
https://www.youtube.com/watch?v=gJqRxMQZvZw
Y de su extensa filmografía, una película: “La casa encantada”, donde se pueden apreciar varias de las técnicas inventadas por él.
https://www.youtube.com/watch?v=Sxl2q5Z8qpg
MARIANO DÍEZ DE TOBAR (EL INVENTOR DEL CINEMATÓGRAFO)
“Hay personajes que por casualidades de la vida o por decisión propia, no ocupan el lugar en la historia que se merecían. Este es el caso del sacerdote paúl Mariano Díez de Tobar. Su nombre, desconocido para la mayoría, bien podría haber sido reconocido mundialmente como el inventor del cinematógrafo, si a finales del siglo XIX hubiera patentado su invento”.
N. Sadurní
El cineasta Rodrigo Cortés ha rastreado la historia ignorada del sacerdote español que contribuyó al nacimiento del invento más importante del siglo XIX. Nacido en el pequeño pueblo burgalés de Tardajos el 21 de mayo de 1868, de origen humilde; su maestro en la escuela del pueblo, pronto se daría cuenta de la inteligencia del niño y aconsejó a sus padres llevarlo a otro colegio para ampliar su educación, allí también destacó por su rápido aprendizaje y, a los catorce años ingresaba en el seminario de Siguenza. A partir de ahí, su interés por la divulgación científica no pararía de crecer, sobre todo los temas relacionados con la física, las matemáticas, la imagen y el sonido.
Mientras era rector del Colegio de la Sagrada Enseñanza en Villafranca del Bierzo, donde había sido destinado en 1900, doto a la escuela de un magnífico museo de física e historia natural y amplió su biblioteca. Su intención era que la educación llegase a todas las clases sociales. Poseía una habilidad innata para inventar objetos con los que poder explicar las bases de la física.
De todos sus numerosos inventos, que se conservan en el Museo Etnográfico de los Milagros, en Baños de Molgas (Orense), solo patentó uno: el rotógrafo de curvas.
En el año 1889 impartió una ponencia sobre el cinematógrafo. En esta charla el padre Díez ofreció una solución al gran problema al que se enfrentaban los inventores dedicados a la fabricación del cinematógrafo: la creación del movimiento. La solución residía en introducir intermitencia entre los movimientos de los fotogramas, creando de esta manera una ilusión de movimiento en el espectador. Entre los espectadores estaba el representante en España de los hermanos Lumière. Muy poco sabemos de la reunión que ambos tuvieron, solo que cuando el representante regresó a Francia hizo construir la máquina que años más tarde consolidaría a los Lumière como los inventores del cine.
¿Por qué el padre Mariano cedió los detalles de sus numerosos inventos a cualquier persona que los quisiese comercializar?. Suponemos que como él, por su condición de sacerdote, no podía hacerlo, no quería que todo aquel saber se perdiera. De hecho los hermanos Lumière invitaron al sacerdote a la primera proyección del cinematógrafo que se celebró en Madrid el 13 de mayo de 1896, reconociendo así la importancia del padre Mariano en su invento, pero el declinó la invitación.
Así que el padre Mariano Díez de Tobar, un hombre de ciencia y de fe, murió en Madrid el 25 de julio de 1926, siendo una gran desconocido.
Del programa “Cuarto Milenio” de Iker Jiménez os dejamos un enlace que nos muestra retazos de la vida de este personaje, que parece salido de una novela de Julio Verne
https://www.cuatro.com/cuarto-milenio/mariano-diaz-tobar-cura-burgales-lumiere-cine_18_3157620216.html
Y nosotros, desde este humilde club de cine, rendimos homenaje en nuestra primera sesión de la temporada, a estos dos genios españoles, injustamente olvidados, y con ello queremos poner nuestro pequeño granito de arena para que se les reconozca, como dos de los grandes pioneros del cine.
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