"La buena tierra"
Pearl S. Buck
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SINOPSIS
La buena tierra narra la historia de tres generaciones de una familia de campesinos en la China precomunista. El magistral retrato del orden agrario tradicional de las rígidas estructuras sociales de la China imperial convive con una pintura hermosa, y a la vez profunda del alma oriental, del estoicismo de los campesinos frente a la miseria y el hambre y de su vinculo primordial con la tierra, aquella tierra de la que sacaban sus sustento, de la que estaba construido su hogar y sus dioses.
Publicada en 1931. La buena tierra cosechó un éxito inmediato y se convirtió rápidamente en una de las obras de referencia que acercaban a Occidente el sentir oriental y describían las agudas tensiones que desembocaron en la proclamación de la República Popular China en 1949.
Traducida a veinte idiomas, la novela, primera de la trilogía la familia Wang, mereció distinciones como la medalla William Dean Howells y el Premio Pulitzer en 1932.
CALIFICACIÓN DE LA BUENA TIERRA
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*** 6
**** 19
***** 2
COMENTARIO DE L@S LECTOR@S
Es un libro que toca todos los temas de la vida, el amor, el odio, la crueldad, el rencor, la avaricia, la soledad, el respeto…
El libro ha gustado a todos los lector@s , por ser una historia sencilla, bien escrita con estilo directo.
Para la mayoría la lectura te atrapa desde el principio hasta el final, aunque también hay lectores que opinan que el libro va de más a menos, siendo más interesante la primera mitad que el final.
Las descripciones te trasladan a la época y lugar donde se desarrolla la historia, principios del siglo XX, en China antes de la revolución, con un gran arraigo a las costumbres tradicionales de su cultura, sobre todo en las zonas rurales.
Están muy bien caracterizados los distintos tipos de mujeres de esa sociedad, destacando a O-Lan, mujer íntegra “de pies a cabeza”, sumisa, buena, sabiendo qué decir en cada momento, sintiendo impotencia personal por no rebelarse ante las situaciones de sometimiento de su marido Wang Lung, como cuando la pide “sus dos perlas” para dárselas a la concubina, Loto, llevando la vida con sufrimiento como la mayoría de las mujeres “de antes”.
Del marido de O-lan, Wang Lung, opinan que es una persona bondadosa, centrada, preocupado por el cuidado de su hija pequeña, “la pequeña tonta”, que fue obligado a casarse como era la costumbre con una mujer que no conocía, por ello, en la forma de tratar a su mujer hay discrepancia de opiniones , según unas no hay que olvidar aquella sociedad tan dominada por los hombres y aún así, se mostraba respetuoso con O-lan y la quería aunque sin demostrar su cariño, según otras, solo siente remordimientos cuando se estaba muriendo O-lan.
Además, por encima de su mujer estaba la tierra, la buena tierra, que le hace cambiar de carácter cuando se hace rico y es lo único que le da la paz hasta sus últimos días de vida cuando vuelve a ella para morir.
Para algunas lectoras el libro les ha recordado lo importante que era antes la tierra para las personas de los pueblos cuando se trabajaba en el campo, en las viñas, en las olivas, sin horario y comiendo los productos que la tierra daba.
FRAGMENTOS QUE DESTACAN
- … ¿Por qué has llorado?
Entonces la niña bajó la cabeza, jugó con un botón de su vestido y dijo en voz baja:
- Porque mi madre ciñe una tela en torno a mis pies, más apretada cada día, y por las noches no puedo dormir.
- Pues yo no te he oído llorar- dijo Wang Lung, asombrado.
- No
– contestó ella simplemente-; mi madre me dijo que no tenía que llorar alto porque, como sois demasiado bueno y débil para ver sufrir, podríais decir que me dejasen como estoy y entonces mi esposo no me querría, como vos no la queréis a ella…
- … Como se había curado de su dolor de espíritu al regresar de la ciudad del sur y de las amarguras que allí sufriera, así Wang Lung se sentía ahora curado de la tortura de su amor por la buena y oscura tierra de sus campos. Y sintió con delicia el suelo húmedo bajo sus pies y aspiró el olor de la tierra que subía de los surcos abiertos por él para la siembra…
- …Es el fin de una familia…cuando empiezan a vender la tierra…
- dijo él, interrumpidamente-. De la tierra salimos y a la tierra hemos de ir…, y si sabéis conservar vuestra tierra, podréis vivir…, nadie puede robaros la tierra…
Y el anciano dejó que sus escasas lágrimas se le secaran en las mejillas, donde dejaron unas manchitas saladas. Y luego se bajó y, cogiendo un puñado de tierra, la retuvo en la mano, murmurando:
- Si vendéis la tierra, es el fin… |